Con el verano y la crisis, no vendemos nada, así que se me ocurrió preparar una web sencillita para las tiendas con ofertas y promociones, a ver si de ahí nos caía algún cliente. A fin de cuentas, sale más barato que repartir folletos. Ha dado la casualidad de que hoy me ha llegado una curiosa carta de uno de nuestros proveedores, uno bien grande. Básicamente nos dice que Internet como herramienta de venta lo controlan ellos y si queremos mostrar y vender sus productos por Internet, debe de ser con su permiso y con sus condiciones (nada de regalos ni promociones, tales productos sí y tales no, como mucho tal descuento, etc.).
Nosotros queríamos apostar fuerte este verano por ellos, pues tenemos algunos descuentos muy interesantes en algunos productos que queríamos trasladar al PVP. Si al final lo hacemos (que lo haremos; aunque a mí se me han quitado las ganas, necesitamos las ventas y la oferta tiene un buen precio para el cliente y mantiene un buen margen para nosotros), confiaremos en el boca a boca. Y haremos publicidad de proveedores más pequeños.
No soy comercial, no trato con clientes ni con proveedores ni ganas tengo, pero, particularmente, me fastidia que los proveedores nos digan a las tiendas cómo y a qué precio tenemos que vender. Como trabajador que quiere seguir cobrando a fin de mes y como cliente, me fastidia un montón (por decirlo suavemente y no usar palabras que empiezan por j ni por h).