Llevamos desde febrero intentando dar de baja un contrato con Iberdrola en una de las empresas. Ya es la cuarta vez que enviamos la documentación por correo y creo que la quinta que lo hacemos por fax (he perdido la cuenta de los números distintos que nos han dado). Siguen sin darse por aludidos. Cada dos o tres semanas nos piden la documentación de nuevo.
Esto demuestra que el pasotismo y la falta de respeto de las grandes empresas no es sólo con nosotros, pobres particulares. A las empresas que no les pueden toser de tú a tú también se las toman por el pito del sereno.