Recordar vistas de carpeta en Windows 7 (II)

Contaba hace unos meses que uno de los primeros problemas que tuve con Windows 7 fue que no recordaba la vista de las carpetas en mi cuenta de usuario. Ya me había olvidado del tema cuando ayer se volvió a producir, sólo que esta vez la causa cantó como Pavarotii. Fue justo después de instalar la última versión del reproductor BSPlayer, por lo que es lógico pensar que fue causado por esto. Básicamente, justo antes estaba mis carpetas del disco de anime tal cual, justo después todas en vista detalles y sin que hubiera forma de recordasen cualquier otra vista u ordenación.

Revisando la fecha de creación de la carpeta de BSPlayer y la fecha de dicha entrada, he comprobado que instalé BSPlayer antes de escribir dicha entrada y, presumiblemente, antes de notar el problema. De ahí que estoy seguro de haber dado con mi problema concreto, que es el habitual: una aplicación de terceros toca donde no debe y la lía.

Para solucionarlo fui a probar el remedio que di entonces. Claro, sigo teniendo el valor ClassicViewState a 0, así que primero lo pasé a 1 y reinicié, con idea de cambiarlo a continuación. Sin embargo, no hizo falta: con ClassicViewState a 1 me recuerda también las vistas de las carpetas.

Violada y ultrajada

Hace poco que cumplió los treinta. Una chica de buen ver, nacida en tiempos difíciles y puteada toda su vida. Pero lo que le ha pasado en los últimos años no tiene nombre, la pobre. Sólo le falta (que pasará, no lo dudo) que la sodomicen con un bate de béisbol. Y todo a manos de quienes debían protegerla, cuidarla, mimarla y respetarla. No querría yo ser ella. No querría ser la Constitución española de 1978.

Nacida para traer paz, libertad e igualdad, se ha encontrado con que quien debía cuidarla, el gobierno, la pisotea y humilla sin piedad. Queriendo reglamentar y regular la vida de los ciudadanos hasta el más mínimo detalle. Haciendo de la discriminación su principal bandera (tirando por tierra todos los esfuerzos en la lucha contra la discriminación y por la igualdad de las últimas décadas). Y, lo último y más terrorífico: clavando una puñalada trapera, por la espalda, cobarde, a uno de los pilares básicos del estado de derecho moderno: la separación de poderes.

Montesquieu debe estar revolviéndose en su tumba, aunque dudo que Zapatero, Sinde y sus consejeros sepan quién fue. Ni siquiera Felipe González, que supeditó el Consejo General del Poder Judicial al control de los políticos, ni Aznar, que dio tal barbaridad por buena, se atrevieron a tanto. Puentear a los jueces, sacarlos de la ecuación. Poder ser parte, juez y jurado.

La sección [Segunda Sección, la SS] podrá adoptar las medidas para que se interrumpa la prestación de un servicio de la sociedad de la información o para retirar los contenidos que vulneren la propiedad intelectual por parte de un prestador con ánimo de lucro, directo o indirecto, o de quien pretenda causar un daño patrimonial.

Un comisariado político, es decir, el gobierno, decidirá qué podemos o no podemos ver, y ordenará el secuestro de publicaciones digitales a su conveniencia. Así de simple. Y así de terrible.

Lo peor, lo verdaderamente triste, lo que de verdad me revuelve las tripas, no es ver al gobierno violar así nuestro sistema político, la Constitución y los ideales sobre los que se asienta. A fin de cuentas, tenemos ejemplos similares en otras partes del mundo: Berlusconi, Chávez, Bush… Lo que me asquea es que nuestros representantes, congresistas y senadores, no están moviendo un dedo para parar este atropello. Ellos, que se dicen demócratas, no denuncian esta afrenta al pueblo soberano y sus derechos. Y es en estos momentos, antes de que esta ley dé pie a otras más descaradas (que vendrán, ¡vaya si vendrán!) cuando debemos recordar que «democracia» no es elegir cada cuatro años a quienes nos van a escupir, pisotear, ningunear o, llegados el caso, a encarcelar o robar.

Viendo cómo va la cosa, me temo que veré morir a la dama, como un despojo de lo que fue, antes de que cumpla los cuarenta. Y no creo que lo que venga detrás sea la III República, ni que sea democrática.

Aunque, ¿quién sabe? Puede que me equivoque y peque de pesimista en extremo.

A fin de cuentas, Alemania del Este fue República Democrática.

Escribiendo mientras aún tenemos libertades, se despide de ustedes el reportero más pesimista de Barrio Sésamo.

Crear los discos de rescate (recovery disk) de nuestro equipo sin grabadora

Con la moda ahora de los portátiles de tamaño reducido sin grabador de cd/dvd por razones de espacio, los fabricantes nos vuelven a fastidiar (vaya novedad) con sus particiones de rescate y su manía de no dar ningún soporte físico que nos permita reinstalar el sistema operativo en caso de necesidad. Bueno, se supone que con la partición de rescate no necesitamos ningún otro medio físico, siempre que el disco duro no casque o algún otro sistema operativo que instalemos no la líe a base de bien, pero si somos desconfiados, intentaremos crear el juego de discos de reinstalación para… Uhm… Decía que no teníamos grabador, ¿verdad? Bueno, el fabricante, ya que distribuye un ordenador sin grabador, nos habrá dado unas herramientas para crear los discos o lo que sea sin necesidad del grabador. No sé, archivos ISO, en un pendrive o algo así.

Mmmmm… Pues va a ser que no. Que eso de pensar en el cliente no va mucho con ellos. Instale una grabadora, aunque sea externa. Sólo falta que me saquen un enlace directo a su tienda online (si la tienen, que no lo sé) para comprar su grabadora externa. ¿Y ahora qué?

Pues resulta que tenemos una herramienta bien curiosa y que, aunque de pago, tiene un trial o versión de prueba de 30 días, que nos va a salvar los muebles. Se trata del Virtual CD que, al momento de escribir estas líneas, va por su versión 10. Virtual CD es una aplicación que nos crea unidades de CD/DVD/BD virtuales, al igual que otras, gratuitas, como Daemon Tools, Virtual CloneDrive, pero que también instala un grabador virtual. De este modo, podemos insertar en nuestro grabador virtual un disco vacío virtual que podrá ser usado por el lindo programa de nuestro fabricante para crear su disco de reinstalación.

Sigue leyendo

Mi Ono-Sendai

Llevaba desde verano pensando en comprarme un netbook para estas fechas. Es más por capricho que por necesidad real: el tener una máquina en vacaciones o cuando me vaya por ahí con la que matar el mono. En casa uso el sobremesa y bien contento que estoy con él (y qué pronto se acostumbra uno a los 1680×1050). El caso es que se acercaba la fecha navideña y no encontraba un modelo aceptable. Se juntó esto con la misma pretensión de Menxar, e idénticos requisitos que descartaba casi todo el catálogo disponible (y mira que hay cacharritos) de ultraportátiles.

Básicamente, que nos permitiera reproducir anime. Y aquí la liamos, porque el mundo del fansub va, técnicamente, abriendo camino y ahora empieza a llevarse el Blu-Ray Rip con sus malditos 1080p, y eso no es tan fácil de mover. En los ultraportátiles, nos suponía tirarnos a la plataforma ION de Nvidia, por aquello de tener decodificación de H.264 por hardware, y eso subía un montón el precio. Y reducía enormemente los modelos disponibles, si conseguíamos encontrar alguno. Salía mucho más económico tirar hacia un portátil grande o un portable, con la ventaja añadida de tener un ordenador de verdad. Los portátiles pequeños siempre han sido de gama alta, demasiados para el bolsillo.

Entonces, Menxar descubrió el Acer 1810TZ. Un portátil barato de 11.6», ligero, de gran autonomía, y con capacidad para decodificar H.264 mediante su tarjeta gráfica Intel 4500MHD integrada, incluyendo una salida HDMI para aquellos que tengan una tele en condiciones y se acuerden de ello. Así que ella se lo pilló primero y yo, una vez hube comprobado que no daba problemas (el test: reproducir sin saltos el primer capítulo de ef – a tale of melodies versión Nanikano), también, convirtiéndose en mi Ono-Sendai portátil para vacaciones y extracciones y black operations varias.

Sigue leyendo